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Mostrando entradas de agosto, 2022

Las madres también lloran

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Se murió su madre. De repente. En realidad la muerte siempre es inesperada, aunque se anuncie.  Ahora era una hija huérfana y una madre con pequñxs. Me contó que lloraba a escondidas para que no la vieran sus hijxs. Le dije, llora. Llora mucho. Llora con todas las ganas. Llora hasta dormirte, si quieres. Si puedes. Le dije que estuviera triste. Que se sentara con sus hijxs a la hora de la merienda y les dijera, estoy muy triste. Voy a estar triste. Por eso lloro. Voy a llorar mucho. Muchas veces. Vosotros también podéis llorar. También podéis estar tristes.  Me dijo que le decían que tenía que ser fuerte. Fuerte para qué, pienso. Qué es ser fuerte. Para quién.  Una madre que llora es una madre de verdad. Es una madre que estará feliz otra vez.  Me encontré una foto con un texto de un libro que era muy difícil de conseguir (acabo de descubrir que Anagrama ha comprado los derechos y lo edita en su colección Compactos) . La foto la compartió @noeolbes en su cuenta de I...

El tiempo de las madres

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Hace unos días volvió el frío de nuevo. Qué suerte. Me asusta cuando la primavera amenaza en mitad del invierno. Me gusta el frío, me gustan los días cortos, me gustan los cielos grises. Me gustan las chaquetas de lana y las manos heladas y rígidas sobre una taza caliente. Me gusta dormir tapada. Me gusta que las estaciones sean en todo su esplendor. Que se explayen.  El calor me obstruye. El calor inesperado me irrita. Me desconcierta.  Cuando hace frío cocino sopa para cenar. Con caldo casero. Con pimentón de la Vera que me traigo desde el otro lado del Atlántico. Cuando cocino sopa es como estar con mi madre. Mi casa huele a su cocina. La sopa sabe un poco a la vida de siempre. A los domingos bajo cero con sopas de ajo en tazón de barro para entonar el cuerpo aterido. Me pregunto cuál será esa cosa que Sofía, alguna vez, asociará conmigo. Dónde me encontrará aunque esté lejos.  En el newsletter “Mil lianas” del 12 de agosto Agustina Larrea menciona el documental...

En ocasiones veo madres

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Shirley Jackson se definía como una escritora que, por una serie de errores de juicio propios de la ingenuidad y la ignorancia, se ve sumida en una familia con cuatro hijos y un marido, en una casa de 18 habitaciones, sin ninguna ayuda . Leo esto en un artículo titulado ¿La escritura o los hijos? (Suplemento Ideas-El País, 3 de mayo de 2019). Hay referencias a otras escritoras (siempre mujeres, siempre madres, claro) y aunque me interesan otras me queda grabada la historia de Shirley Jackson . Una escritora a la que he descubierto hace poco. Me quedo con que su tedioso universo doméstico pasa a ser inspiración para su literatura. Shirley me ayuda a entender (más) el género de terror.  Leí esto hace unos meses. Lo tengo guardado. Lo releo. Escribir y ser madre no me parecen compaginables casi nunca. Vuelvo a este texto. Leo a Shirley. Digo, guau. Digo, se puede. Pienso, cómo. Leo más.  Hace un par de semanas vimos en casa la película  Shirley , (Josephine Decker, 2020). ...